En el documento la caracterización de los suprasegmentos se abordan tres fenómenos fonético- fonológicos que caracterizan el aspecto suprasegmental del lenguaje o prosodia. Estos a diferencia de los fonemas no pueden segmentarse ya que trabajan en conjunto de manera simultánea sobre más de un segmento. Quilis explica que en “los rasgos suprasegmentales, el rasgo prosódico afecta a más de un fonema afecta la silaba, la palabra, y la oración”.
Estos suprasegmentos son: el acento, el tono o entonación y la duración o cantidad, su función es transmitir información lingüística y paralingüística, esenciales en la comprensión del enunciado y su interpretación pragmática. Además, comparten junto con los segmentos índices acústicos y articulatorios como las cuerdas vocales, las que son la fuente de sonoridad de los segmentos sonoros y del movimiento del tono fundamental, y la duración ya que esta se percibe en ambos elementos, el tono fundamental distingue las palabras por tono y las oraciones por entonación, duración, o intensidad (acento).
El acento es un rasgo que recae sobre una silaba de la cadena hablada y la destaca frente a las demás, por la fuerza espiratoria, tensión de las cuerdas vocales y mayor prolongación de los sonidos. Esta es la silaba tónica y las demás son las silabas átonas. Hay diferentes tipos de acentos como lo acento principal, secundario y acento de frase. Sus funciones lingüísticas son: contrastiva, distintiva, demarcativa y culminativa.
El tono o sucesión de tonos define la entonación, y es definido por Quilis (1993) como la “la función lingüística significativa, socialmente representativa e individualmente expresiva de la frecuencia fundamental en el nivel de la oración” Este aspecto depende de las características de las cuerdas vocales, su longitud, grosor y tensión. Estos modifican el tono fundamental de la voz de cada persona.
La duración se define articulatoriamente como el tiempo de mantenimiento de una configuración articulatoria específica. Por consiguiente las silabas tónica y las que pertenecen al Tonema tienen mayor duración.
Profesionalmente he tenido la oportunidad de trabajar con pacientes con diagnósticos de autismo y el síndrome de Asperger, en los que es común observar trastornos de la prosodia. En ellos he podido observar el uso inadecuado del tono de voz, percibido a veces como plano, aburrido o extraño. En otros casos se expresan con una entonación excesivamente aguda, o con formas de voz muy peculiares.
Al escuchar el discurso de una persona con el Síndrome de Asperger, se observa una falta de variación en el ritmo, la entonación y el énfasis, es decir, en la melodía del habla. Estos pacientes pueden tener también dificultades para entender la relevancia del cambio de tono, la inflexión o el énfasis de ciertas palabras cuando escucha a otra persona.
Al escuchar el discurso de una persona con el Síndrome de Asperger, se observa una falta de variación en el ritmo, la entonación y el énfasis, es decir, en la melodía del habla. Estos pacientes pueden tener también dificultades para entender la relevancia del cambio de tono, la inflexión o el énfasis de ciertas palabras cuando escucha a otra persona.
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